Este es un resumen del libro de Pascal Michon, Los Ritmos de lo Político. Democracia y capitalismo mundializado. El libro original en francés se puede descargar de este enlace y comprar aquí. No es un resumen académico, por lo cual no tiene citas textuales, ni tiene un lenguaje técnico preciso. La idea de este resumen es expresar las ideas que cada parte del libro desarrolla.
El Equipo de Investigación sobre el Ritmo en el Arte, EIRA, se constituyó en el año 2007 y estuvo dirigido por la Dra. Perla Zayas de Lima e integrado por la Prof. Claudia Barretta, la Mag. Leticia Miramontes y el Prof. Aníbal Zorrilla. Lleva adelante Proyectos de Investigación en el marco del Programa de Incentivos a la Investigación de la Secretaría de Políticas Universitarias de Ministerio de Educación, radicados y acreditados en el Departamento de Artes del Movimiento de la Universidad Nacional de las Artes, Ciudad de Buenos Aires, República Argentina. El EIRA trabaja con el fin de elaborar un cuerpo de conceptos sobre el ritmo en el arte como disciplina autónoma y su aplicación al arte del movimiento. En este momento está integrado por la Lic. Melisa Galarce, la Mag. Leticia Miramontes, y el Prof. Aníbal Zorrilla.
Texto del editor
La mutación del capitalismo nos obliga a volver a pensar a fondo el problema de la democracia. Vivimos la paradoja de un mundo que es más fluido, más abierto y más libre que jamás ha sido. Pero también más dividido, más desigual y feroz que jamás lo ha sido.
Para comprenderlo hay que adherir a la idea de que la política se inscribe en los cuerpos, el lenguaje y lo social, cuyos ritmos determina. Se ve entonces que los nuevos modos de dominación se experimentan a través de técnicas rítmicas fluidas que debilitan las fuerzas contestatarias, diluyen las resistencias y simplifican las formas de vida vaciándolas de su poder de actuar y de existir.
Prólogo
El pensamiento crítico hoy
El pensamiento crítico sufrió un gran cambio. Las ideas de los 60 y de los 70 sufrieron reinterpretaciones que las convirtieron en los mejores aliados del nuevo orden liberal siempre autoproclamándose la vanguardia de la crítica. El pensamiento crítico del ser devino en un pensamiento acrítico o más bien anticrítico que se reduce a la simple celebración del nuevo mundo y el confort que garantiza a sus clérigos.
Los discípulos
Las figuras principales de la crítica de los años 60 y 80 han desaparecido casi todas y les dejaron lugar a discípulos, los herederos, que llevan adelante una política general de orientación liberal. Neoliberales y neolibertarios defienden una tolerancia y una individualización máxima de las conductas, por ejemplo las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo, la eutanasia y el estatus de los inmigrantes.
Para Pascal Michon los neolibertarios son los discípulos de la izquierda de los años 60 y los neoliberales son los discípulos del liberalismo tradicional de derecha.
Se encuentra entre los neolibertarios concepciones de la sociedad en general muy similares a las de los neoliberales. Ellos atacan en general la idea del Estado Nación moderno y todas las jerarquías y los sistemas que surgen de él. El objetivo principal es la liberación de los individuos de todas las trabas y restricciones que podrían sufrir sus capacidades de elección y autorrealización.
Los neolibertarios y los neoliberales comparten un número de presupuestos que explican la relativa facilidad con la cual los pensamientos de los autores de los años 60 como Derrida, Lyotard, Foucault o Deleuze, pueden ser interpretados como de ideas liberales y redirigidos en favor del nuevo mundo fluido. Esto es posible porque el pensamiento de estos autores tuvo lugar en un momento en el cual el mundo era muy distinto al de hoy. Sus ideas y suposiciones teóricas tenían sentido en el contexto en que fueron creados, ya que una posición teórica no tiene sentido por sí misma sino en relación a la situación en la que fue formulada. El problema no está tanto en la naturaleza de esas ideas sino más bien en cómo estas son interpretadas hoy por su discípulos.
Muchas de las ideas de los autores de los años 60 estaban concebidas para luchar contra epistemologías unificadoras y homogeneizantes que no dejan ningún lugar a la rareza de los acontecimientos, a su multiplicidad irreductible : la fenomenología, el existencialismo, el historicismo, el marxismo. Estos autores querían hacer lugar a una epistemología de lo diverso, lo incompleto y lo irreductible, en un mundo teórico dominado por la noción de lo uno o lo uno y lo otro de la dialéctica. Pero no es el caso de su repetición actual. En este momento la epistemología dominante en el mundo fluido no es la misma sino al contrario una epistemología muy cercana a la promovida por los pensadores de lo diverso y de las redes polimorfas, e incluso por aquellos de la diferencia ontológica, del divorcio incesante de la unidad con ella misma. Hoy en día el pensamiento más común se apoya sobre la noción de red más bien que sobre aquella del árbol. Es por eso que mantener las posiciones críticas del pasado implica su inversión del sentido : lo que era una forma de transformar el campo del saber ha devenido una manera de asegurar su permanencia.
Un ejemplo de esta situación es la neutralidad axiológica de la teoría social. Los discípulos, los herederos rechazan involucrarse en todo lo que podría parecerse a un proyecto explícito de sociedad. También en este caso reproducen una actitud que tenía valor en otra época. Cuando los autores de los 60 insistían sobre el aspecto arbitrario de toda afirmación de valor, era para luchar contra críticas unificadoras y autoritarias ; cuando ellos rechazaban involucrarse en la construcción de proyectos el objetivo principal era el de desbaratar el autoritarismo potencial de toda posicionamiento ético y político. En un mundo en el que existía un inmenso bloque autoritario y sus prolongaciones el pensamiento crítico debía ser deconstructivista ; conscientes de sus errores pasados y de su rol en la construcción de los grandes sistemas de opresión, los intelectuales reconocieron los límites de su capacidad de interpretar la realidad y sobre todo el carácter potencialmente nefasto de sus utopías.
Sin embargo esta negatividad extrema reproducida por los herederos está de acuerdo con el funcionamiento del mundo contemporáneo. El nuevo orden se ejerce por el establecimiento de un desorden permanente, la deslegitimación sistemática de las normas de acción colectiva, tales como los sindicatos, las soberanías populares, los estados o las utopías políticas. Si el nuevo mundo es más fluido que el anterior no quiere decir que ofrece más posibilidades a los individuos ni que las injusticias o la violencia hayan desaparecido, ni siquiera disminuido. El rechazo de toda utopía y la perpetuación de una actitud deconstructivista conducen a un pensamiento totalmente acrítico o anticrítico.
Al mundo relativamente estable organizado en una serie de sistemas que había dominado la segunda mitad del siglo XX le siguió un mundo simultáneamente fluido y dividido. En política internacional los bloques han desaparecido pero el orden fue dejado de lado en el momento en que los Estados Unidos consiguieron imponer su hegemonía ; la producción y el consumo sido mundializado, las barreras económicas se han levantado, la concentración de riqueza ha aumentado. A nivel nacional muchos estados privatizaron sus empresas y gran parte de la economía estatal, transporte y los bancos, hasta las cárceles, el correo, la salud y la educación. Las empresas y los modos de producción se organizaron de un modo reticular, los poderes económicos se adaptaron, la mano de obra se flexibilizó y se dividió entre una parte integrada y una parte que está permanentemente desocupada y en la miseria. En pocos años las críticas en contra de la racionalización, el disciplinamiento, y la administración estática, quedaron inadecuadas en un mundo en el cual la dominación, las desigualdades, los efectos del poder, están asegurados justamente por una falta de disciplina de la vida, desistematización y desestatización de la sociedad
Los herederos
Los discípulos de los pensadores contestatarios de los años 60 y 80 son los primeros responsables de la retirada del pensamiento crítico contemporáneo. Pero también los individuos que hoy tienen poder en los medios las universidades, los institutos de investigación y las editoriales.
Muchos de estos están entre los herederos. Estos herederos tienen escasas realizaciones propias, sus ideas originales son rarísimas, y todos los beneficios de los que gozan los han recibido de sus predecesores en el en el curso de los años 70 y 80. Prisionero de su posición de heredero y de la conciencia de su fracaso intelectual este grupo ha devenido enemigo de todo pensamiento crítico.
Una de las consecuencias visibles de la evolución en la dificultad de encontrar lugares donde se pueda desarrollar el pensamiento crítico. Los jóvenes pensadores tienen muchas dificultades para trabajar, y las editoriales y las revistas científicas desconfían de las novedades, por lo cual se ven obligados a publicar en medios que tienen pocos recursos y escasa difusión.
El balance teórico de los herederos de catastrófico. Han rechazado todos los aspectos críticos de los pensadores que les precedieron invocando una pretendida neutralidad científica que no es más que una complacencia con el nuevo estado de cosas. En lugar de continuar la crítica del mundo en el que viven los herederos prefirieron enrolarse en un combate menos riesgoso y más remunerativo contra los últimos pensadores que venían a cuestionarlos.
Inclusive hay ciertos autores se refieren a los originales y toman de ellos los argumentos para su crítica de toda organización de la sociedad, en particular el Estado benefactor, desde una óptica neoliberal.
Estos herederos han conseguido imponer una reorganización completa de la actividad intelectual y una transformación radical de los criterios de edad cultural científica y filosófica. Un verdadero paradigma anticrítico ha sido elaborado y constituyó uno de los obstáculos más fuertes para retomar la actividad intelectual : la apertura, la transdisciplinariedad, las relaciones transversales, el trabajo teórico, son sistemáticamente rechazados en favor de una nueva constelación : especialización extrema, ignorancia de otras disciplinas, investigaciones de campos estrechos, empirismo radical. La vida del pensamiento toma cada vez más la forma de una escolástica disecada, rechazando todo pensamiento arriesgado con la arrogancia del cientifismo y de la especialización. El saber se ha alejado de la vida y petrificado en disciplinas que renunciaron a toda visión crítica. Funciona como una monstruosa superestructura que frena toda transformación y garantiza a la vez su desarrollo al nuevo mundo y a los herederos el mantenimiento de su posición social.
La naturaleza del nuevo mundo
Luego de nombrar estos problemas que están relacionados con las posiciones políticas y la política académica de un grupo de intelectuales que Pascal Michon llama los herederos, el tema principal que señala es que la crítica actual es ciega frente al hecho de que el mundo de hoy es completamente diferente al mundo de ayer. La clave para retomar una posición crítica está en el análisis de la naturaleza del nuevo mundo que es a la vez fluido y fragmentado.
Como toda realidad nueva exige, hay que encontrar los dispositivos teóricos nuevos ; este intento va a ser como un atelier en el cual se construirán los nuevos conceptos necesarios para alcanzar ese objetivo. Esta innovación no significa dejar de lado los conceptos teóricos de los autores anteriores. De lo que se trata es de apartarse de la fidelidad dudosa de muchos de sus herederos para reencontrar su fuerza, su poder, su energía, su dinamismo, de manera de dirigir su crítica a los puntos neurálgicos de nuestras vidas. La idea es emplear los conceptos de los pensadores de los años 70 para renovarlos con una combatividad que estaba hoy perdida en su imitación inocente, el academicismo o el pastiche retórico.
El nuevo mundo está concebido en los términos de una lógica reticular o molecular, un mundo realmente líquido atravesado de manera más o menos homogénea por flujos erráticos. Estos conceptos oscilan entre una apología de la apertura liberal y una denuncia de un nuevo totalitarismo sistémico. Para los primeros el nuevo mundo sería el universo de la posibilidad, para los otros un mundo definitivamente cerrado, un mundo de opresión y de declinación de la libertad.
Si bien el mundo ha sufrido una cierta fluidificación esto no implica para nada que toda forma haya desaparecido. Simplemente somos incapaces de reconocer esa forma y los nuevos funcionamientos del poder debido a la inadecuación de los conceptos de estructura y sistema, de individuo y de interacción, heredados del período precedente.
La mayoría de las teorías de un lo social y lo político rondan sobre la cuestión de la naturaleza de los individuos. Éstos son considerados a veces como entidades sustanciales portadores de derechos o bien reducidos a la expresión de sistemas. A pesar de muchas tentativas la teoría sociopolítica no ha logrado remontar estas oscilaciones. Éste libro comenzará por la exposición de una teoría de la individuación singular y colectiva que se apoya sobre la noción de ritmo para superar los dualismos que pesan sobre las ciencias sociales y la filosofía. Pascal Michon define la individuación como “el conjunto de los procesos corporales, sociales y lingüísticos por los que son incesantemente producidos y reproducidos, aumentados y disminuidos, los individuos singulares (los individuos observados en su singularidad psíquica) y colectivos (los grupos)”. Y él llama ritmos a las configuraciones específicas de estos procesos de individuación.
Hoy día el mundo no está más organizado bajo la forma de sistemas que definen la individuación de manera relativamente estable ; sin embargo tampoco es un vasto océano donde los individuos tendrían la fugacidad de un torbellino en la corriente. No hay ni la estabilidad de los sistemas ni la fugacidad de los universos reticulares o moleculares. Está organizado por ritmos, maneras de producir y de distinguir los individuos particulares y colectivos. El poder no se expresa entonces de manera sistémica pero tampoco es posible reducirlo al poder de los individuos. Se expresan en la organización y control de los ritmos de los procesos de individuación, así como los tipos que éstos producen.
Una vez establecidos los conceptos necesarios para un análisis de los procesos de individuación y de las relaciones políticas típicas del nuevo mundo, necesitaremos abordar la cuestión más difícil y más importante de todas : la calidad de los ritmos de la individuación y de los diversos poderes que en ellas se expresan. Si la individuación está determinada por la organización rítmica de la corporeidad, de lo discursivo y lo social, y el poder se comprende cómo el control de esa organización, el problema es saber qué criterios éticos y políticos disponemos para evaluar, combatir o promover, esas formas rítmicas de individuación y los poderes que en ellas se juegan. Espero llegar a establecer una base suficiente para juzgar el valor de los ritmos del nuevo mundo al que venimos de entrar y proponer una crítica que no recaiga en las dificultades señaladas anteriormente. [1]
Primer bloque : Individuación
Estilos, ritmos y ritornellos
Para comprender lo que pasa en el seno del mundo fluido es necesario adoptar un enfoque radicalmente histórico. Los individuos no son una producción espontánea del cuerpo o del alma ni tampoco está conformados por un sistema social. Hay que observarlos a partir de las dinámicas que los atraviesan.
No existen individuos por sí mismos de los cuales nosotros observamos sus transformaciones, sino más bien son sus transformaciones las que determinan su ser en movimiento. Primera precaución : los individuos no se presentan como seres anteriores que subsisten a pesar de sus cambios, sino como entidades que se construyen y se deconstruyen gracias a estos cambios.
Segunda precaución : Este carácter temporal de los individuos es muchas veces representado por una supremacía de lo aleatorio sobre lo ordenado. Según esta concepción los individuos no son anteriores a los procesos por los cuales son producidos, pero estos tampoco tienen en sí mismos ninguna individualidad, ninguna especificidad. Esta visión antisustancialista no permite explicar los individuos singulares y colectivos que se observan empíricamente. El individuo constituido al filo del tiempo es abusivamente identificado al tiempo mismo.
Si bien es cierto que los individuos no tienen estabilidad ni una identidad constante, no significa que no sean más que simples paquetes de conexiones, de entrecruzamientos de flujos al azar, sin ninguna continuidad. Su identidad es fluida pero ella no desaparece en la corriente de las cosas. Los procesos que los hacen ser están organizados y poseen maneras de realizarse, maneras que se transforman mucho más lentamente.
Tercera precaución : estas formas que organizan el flujo de los individuos son muchas veces identificadas como “estilo”. Pero esta representación es en sí misma histórica y corresponde al individualismo occidental. El estilo es la manifestación de un cuerpo, un grupo, una unidad sustancial. Es una representación temporal y estética de los valores de separación e independencia del individualismo moderno. No es capaz de representar la universalidad de los casos de organización del flujo de la individuación.
Otra manera de representarse esta organización es la de ritornello, “Deleuze y Guattari, Mil Mesetas”. Definición : “llamamos ritornello a todo conjunto de materias de expresión que marcan un territorio y que se desarrolla en motivos territoriales, en paisajes territoriales”. El ritornello establece un orden en el caos. Es muchas veces sonoro o musical, pero esta primacía del sonido es aparente, ya que existen otros tipos de ritornellos : motrices, textuales, ópticos, teóricos, etcétera. El ritornello organiza la individuación de una manera muy distinta del estilo. No remite a otra cosa que ella misma y a su desenvolvimiento propio ; el ritornello indica una organización autónoma de individuación.
El problema es que la individuación está pensada bajo la forma de una territorialización, de una creación de estabilidad dentro del caos por la marcación de un territorio. La dinámica y el flujo de la individualidad está entendida como una permanencia territorial más o menos amenazada. No hay una organización perceptible de la individuación.
Más bien que de estilo o de ritornello convendría entonces hablar de ritmo. El ritmo permite superar la oposición frontal de estas dos maneras de representar la organización de los procesos de individuación. Al igual que el estilo el ritmo organiza lo que está en movimiento (le mouvant) en una unidad específica, y como el ritornello, permite no hacer surgir esta unidad de una substancia anterior. Sin presuponer ningún origen subjetivo, ahistórico, el concepto de ritmo evita caer en la afirmación de una supremacía del tiempo puro, de un carácter caótico irremontable de las cosas, y permite conservar un aspecto organizacional : el ritmo designa la organización de aquello que está en movimiento (l’organisation du mouvant). [2]
Al mismo tiempo los ritmos son probablemente infinitos en número. Siempre es posible inventar nuevos ritmos de individuación ; esta es su dimensión ética y política. Los ritmos tienen una dimensión formal pero estas formas no son regulares, ellas no remiten a una regla o a una forma trascendente de la cual serían una copia más o menos fiel. Es por esta razón que tenemos que desembarazarnos de la identificación de la noción de ritmo a la simple sucesión de tiempos fuertes y débiles organizados de manera aritmética, identificación que tiene la tendencia a reducir el infinito de los ritmos a la unidad de un modelo métrico, o sea a la vez mecánico y numérico. En este ensayo voy a tomar la noción de ritmo en un sentido más amplio. Yo incluiría en él todas las sucesiones que nosotros llamamos comúnmente ritmo, y que son simplemente metro, pero también toda organización del flujo de los individuos aún si esta no se puede describir de manera binaria o numérica. Ritmo es toda forma de flujo de los individuos y todo proceso de individuación está organizado de manera rítmica.
Ritmos poéticos y ritmos antropológicos históricos
Henri Meschonnic, desde el punto de vista de la poética y teoría del lenguaje definió el ritmo como “la organización de las marcas por las cuáles los significantes lingüísticos y extralingüísticos producen una semántica específica distinta del sentido lexical … Esto es los valores propios de un discurso y sólo ese discurso. Estas marcas se pueden situar a todos los niveles del lenguaje : prosódicos, lexicales, sintácticos, acentuales”. También “el ritmo es la organización del sujeto como discurso en y por su discurso”.
Esta concepción es demasiado restrictiva para nuestras necesidades. El lenguaje es como un lugar vacío que puede ser ocupado por todo ser humano pero que no garantiza su individuación. Para que esta se realice hace falta que el el hablante produzca un discurso que sea una obra de arte, un texto cuyo ritmo, su manera de fluir, sea única, irrepetible, e infinitamente compartible. Esta idea está justificada dentro de la actividad artística, la individuación artística, sin embargo está demasiado restringida para dar cuenta de toda la gama de procesos de individuación se organizan la vida de los seres humanos. Por ejemplo los niveles corporales y sociales de la individuación están simplemente evocados pero nunca estudiado por ellos mismos.
El pensamiento de Meschonnic, se presenta como una “teoría de conjunto”. Se basa en : la idea de la primacía del lenguaje ; una crítica de los saberes contemporáneos que muestra cómo disciplinas aparentemente opuestas comparten los mismos presupuestos ; y que los problemas del lenguaje del cuerpo del arte y de la política y de la ética son continuos y no pueden estar encuadrados en campos disciplinarios estrictamente delimitados. Hay en este pensamiento una contradicción entre este postulado último y el hecho que esta poética se coloca ella misma en una posición marginal por su incapacidad de relacionarse con otras disciplinas existentes de otra forma que no sea un modo crítico no dialéctico. Propone el continuo lenguaje-cuerpo-sociedad, pero no lo estudia jamás concretamente. Si queremos comprender el nuevo mundo fluido la teoría de la individuación debe sobrepasar los límites de la definición poética del concepto de ritmo y volverse resueltamente hacia las ciencias sociales y humanas. [3]
Ritmos del cuerpo
Mauss mostró que los cuerpos están sometidos a formas del movimiento y de reposo, de manera de fluir, determinada socialmente es a través de técnicas del cuerpo que definen lo que nosotros podemos llamar una corporeidad.
Los cuerpos están sometidos a técnicas variadas : acostarse, la alimentación de los niños, la iniciación del adolescente, la marcha, el salto, la natación, los cuidados del cuerpo, están siempre constituidos según principios determinados socialmente.
Según Norbert Elias, durante la edad media la corporeidad no ha sido jamás objeto de una atención particular. Solamente beber y comer han empezado hacia el fin de la edad media y en medios aristocráticos a ser objeto de preocupación. A partir del renacimiento los cuerpos se educan de acuerdo a nuevas técnicas corporales. Aparecen los tratados de buenas maneras, de las costumbres en la mesa las satisfacciones de las necesidades naturales se restringe a la esfera privada. Se comienza a no compartir el lecho con alguien del mismo sexo. A partir del siglo XVIII el dormitorio deviene uno de los recintos más privados de la vida humana. En la burguesía todo lo que está relacionado a la sexualidad es objeto de procesos de confinamiento muy escrupulosos. [4]
Parece que las técnicas del cuerpo se han transformado mucho en los últimos 30 años. Algunos ejemplos.
Los jóvenes han ganado el respeto e igualdad. Desaparecieron los castigos corporales y los uniformes ; las prácticas sexuales son cada vez más precoces y complejas, en cambio los bailes de pareja tienden a desaparecer ; los cuidados del cuerpo son objeto de una preocupación estética que demanda mucho tiempo y dinero.
Pero también los jóvenes perdieron ciertos reparos que eran familiares a sus predecesores. Debido al aumento del trabajo de las mujeres la alimentación de los niños es menos regular y más influida por los productos preparados por la industria, las técnicas del sueño está muy perturbada por la televisión e Internet, el consumo de alcohol y de tabaco comienza a una edad menor. Asistimos así a la vez a una multiplicación y una diversificación de los modos de individuación, y a una disminución del potencial de estos modos.
Del dualismo alma/cuerpo a las maneras corporales de fluir
El cuerpo humano no es una máquina hecha de tendones, de carne y hueso. Es ante todo un conjunto de técnicas corporales, de “montajes de actos”, “selecciones de detenciones y de movimiento”, “conjuntos de formas de reposo y acción”, o sea, una organización espacio temporal. La individuación se produce a través de la elaboración técnica de ritmos corporales específicos.
De todas maneras la individuación no se efectúa tampoco como el despliegue de un “alma”, palabra ésta tomada de manera genérica, preexistente en cada cuerpo, sino más bien como la producción de tal alma gracias a un cierto número de técnicas aplicadas a esos cuerpos. El alma aparece en el lugar donde la biología y sociología se engranan la una dentro de la otra, las series de datos prescritos por las técnicas del cuerpo constituyen “montajes fisio- psico-sociológicos”. Esta producción del alma no debe ser reducida a una simple represión social de energías corporales naturales. Las maneras corporales de fluir constituyen maneras de intensificar el cuerpo, de dar a su corporeidad una organización más adaptada a las necesidades de los individuos. La producción del alma es menos la represión de las fuerzas naturales salvajes y desencadenadas, que su modulación.
Los ritmos corporales poseen una forma que se sale del modelo ordinario y aritmético clásico. Constituyen montajes de actos múltiples y condenados y no pueden ser reducidos a simples alternancias de tiempos fuertes y débiles organizados de manera lineal. Los ritmos de la corporeidad comprenden siempre procesos simultáneos ; la forma más general de los ritmos de la corporeidad debe entonces ser pensada como manera corporal de fluir.
Ritmos del lenguaje
A estos ritmos corporales hay que agregar los ritmos que organizan los flujos del lenguaje, la discursividad.
Víctor Klemperer da uno de los mejores ejemplos de esto. En la obra citada analiza cómo el régimen nazi ha podido construir una gran parte de su poder imponiendo a través de los medios de comunicación maneras de hablar, que enseguida alcanzaron las conversaciones más banales e íntimas de los individuos. Además de las palabras el autor señala igualmente la invasión del lenguaje cotidiano por el estilo oratorio y los giros, muchas veces histéricos y llenos de odio, de los discursos dirigidos a las masas reunidas en ocasiones de las grandes reuniones públicas. Los hablantes fueron llevados a adoptar un tipo particular de dinámica discursiva, la nazificación de las masas se hizo por una invasión del lenguaje, por la velocidad, la energía y la irracionalidad de la arenga política.
Como resultado de estas mutaciones del lenguaje cada hablante es prisionero de miles de formas de expresión que aisladas parecen inofensivas, pero que puestas en relación forman una red semántica, una dinámica portadora de la cual no tiene conciencia y que habla a través de él.
Charles Baudelaire según Walter Benjamin, (Un poeta lírico en el apogeo del capitalismo). En la obra el autor estudia lo que liga al escritor a su público. Nota la importancia de los juegos del léxico. El poeta en Las flores del mal, usa palabras de proveniencia urbana y ordinaria. Estas palabras banales desprovistas de arte poética, forman el fondo prosaico sobre la que éste dispone sus alegorías, cuyas bruscas apariciones crean un efecto comparable a cargas explosivas lanzadas contra las buenas maneras del lenguaje de su época. (Sigue un párrafo con un análisis más detallado.)
Introduciendo en los ritmos del lenguaje admitidos en su época estas explosiones el poeta intenta hacerse cargo de la experiencia abismal de los individuos sumergidos en la gran ciudad. En los nuevos monstruos urbanos que comienzan a formarse la vida está en efecto dominada por una desaparición rápida de los ritmos sociales tradicionales y la emergencia de una sociabilidad fluidificada por el mercado, la producción mecanizada, la luz de gas y los nuevos medios de transporte y comunicación. Los ritmos chocantes y estremecedores del discurso del poeta dan cuenta de la experiencia caótica y desgraciada de la nueva vida urbana.
Pero tomando esta experiencia y reorganizando la manera en la cual el lenguaje produce sentido la poesía efectúa una crítica de los modos de individuación singular y colectiva de la sociedad burguesa e inventa nuevos modos de vida en el lenguaje.
Limitándonos a las mutaciones recientes de las técnicas de infancia y adolescencia, por un lado se observa un cierto número de fenómenos positivos. La técnica de la conversación por ejemplo se reconstruye a través del chat en Internet o las redes telefónicas ; otro ejemplo es el uso lúdico a través de las sesiones de slam, por la búsqueda de la rima en el rap. Pero por otro lado se nota una degradación fuerte de la discursividad ; desde el aprendizaje del lenguaje se observa una influencia cada vez más fuerte de los modelos orales vehiculizados por los medios a costa de los modelos escritos. Además las incorrecciones y el uso de groserías son menos sujetas a corrección y en la escuela las faltas de ortografía no son señaladas con la misma exigencia ; el uso de los teléfonos celulares tienden a transformar la ortografía en una transcripción fonética. El conjunto de estos fenómenos dibujan un paisaje relativamente degradado en el cual los avances y las nuevas libertades no equilibran la violencia inadvertida pero profunda ejercida sobre los individuos por las técnicas del lenguaje del nuevo mundo.
Del dualismo alma/lenguaje a las maneras lingüísticas (manières langagières) de fluir [5]
El lenguaje no es un simple instrumento que permitiría a los individuos singulares expresarse y comunicarse entre ellos. Se puede decir que es, como el cuerpo, un conjunto de técnicas, de “montajes de actos”, “selección de detenciones y de movimientos” “conjuntos de formas de reposo y de acción”, pero con la particularidad de ser discursivas y significativas. Las formas de avanzar en el discurso, las maneras de fluir del lenguaje, forman lo que se podría llamar “idiosincrasias históricas”.
Pero la individuación no se efectúa como el despliegue de un alma que preexiste a cada acto del lenguaje sino más bien como la producción de tal alma gracias a un cierto número de técnicas rítmicas aplicadas a estos actos. En el lenguaje quedan espacios vacíos que pueden ser ocupados de múltiples maneras y son estas maneras las que definen cada vez la naturaleza del alma. Esta no es jamás anterior a los ejercicios lingüísticos que la hacen aparecer ni está separada del lenguaje. El alma aparece exactamente en el lugar donde lo sociológico y lingüístico se engranan en uno en el otro.
Las formas lingüísticas (manières langagières) de fluir no son solamente formas de represión que restringirían la expresión de una naturaleza humana profusa y recalcitrante. Constituyen maneras de intensificar el discurso, de dar a la discursividad una organización más adaptada a las necesidades de los individuos. La producción del alma pone de manifiesto menos a la represión de una potencia lingüística natural y salvaje que a su modulación, a veces por su debilitamiento pero a veces también por su intensificación. En la medida que constituyen montajes de actos significantes múltiples y coordinados no pueden ser reducidos a simples alternancias de momentos fuertes y momentos débiles organizados de manera lineal y aritmética. Los ritmos de discurso incluyen siempre procesos simultáneos y muestran una lógica de la interacción de todos los elementos de la cadena hablada que rompe su carácter lineal. Aunque los actos del lenguaje pudieran ser reducidos a esquemas mecánicos y binarios, la forma más general de los ritmos del curso debe entonces ser pensada como manera lingüística (manière langagière) de fluir. [6]
Ritmos de lo social
La similitud de las descripciones que conciernen a lo corporal y a lo discursivo indican que no estamos frente a cuerpos que tengan una existencia independiente del lenguaje, o un lenguaje que existe por fuera de los cuerpos sino más bien a cuerpos/lenguajes. Los ritmos corporales y lingüísticos determinan entonces la definición de los individuos pero de todas maneras estos no se podrían comprender sin un último tipo de ritmo que organiza sus maneras sociales de fluir, lo que se puede llamar su sociabilidad.
Para comprender de qué se trata podemos partir de uno de los primeros ejemplos que han sido descritos : Las Variaciones estacionales de la sociedad esquimal, de Marcel Mauss. En el norte hay dos estaciones muy marcadas : el verano, donde el día tiene una gran duración y el mar no está congelado, y el invierno, donde casi no hay luz, la temperatura es muy baja, todo está congelado y los animales son inaccesibles. Durante el verano los esquimales viven en pequeños grupos familiares nómadas, y sus vidas económicas y jurídicas toman aspectos netamente individualistas : sus bienes pertenecen a los individuos, cazan individualmente, el jefe de familia posee una autoridad casi absoluta y la vida religiosa se reduce casi exclusivamente a los ritos del nacimiento y muerte. Pero en invierno se agrupan en locaciones donde viven en casas de piedra, muchas veces habitadas por varias familias. En el centro del poblado se encuentra en general una construcción común, que sirve de lugar de reunión y ceremonia para toda la comunidad. La vida religiosa se anima e impulsa a los individuos a fundirse en el grupo. La propiedad se vuelve colectiva, los objetos de consumo y las herramientas se comparten entre todos y el poder se expresa a través de un jefe con prerrogativas limitadas. [7]
En nuestra sociedad por ejemplo la vida social de los niños y los adolescentes está organizada alrededor de los ciclos escolares. Durante el ciclo escolar los jóvenes están integrados en grupos que ellos no eligen, y en períodos de vacaciones ellos se individualizan mejor a través de actividades elegidas y organizadas por grupos de afinidad. A pesar de que esta organización es tradicional la lógica del nuevo mundo fluido ha introducido modificaciones importantes. Hay un sentimiento según el cual los ritmos colectivos encarnados en las instituciones constituyen abusos de poder potenciales para constantes y cada vez más se piensa que las instituciones no deben fijar los ritmos de educación de los individuos sino que son éstos quienes deben encontrar su propio ritmo de desenvolvimiento. Pero lo que se observa es que tras de esta nueva libertad se esconde una degradación de la educación final de los más desfavorecidos ; quienes no han sido capaces de imponerse a sí mismos una disciplina horaria o no han aceptado los consejos de sus profesores finalizan su formación inicial con un bagaje intelectual muy débil.
Del dualismo alma/social a las maneras sociales de fluir
Un grupo social no es ni una simple asociación de individuos singulares preexistentes, una Gesellschaft ni una realidad particular que se presentaría como una cosa que impondría sus coacciones a sus miembros, una Gemeinshaft. Es necesario concebirlo como un conjunto de técnicas, de “montajes de actos”, de “selección de detenciones y de movimientos”, de “conjuntos de formas de reposo y acción”, que determinan las maneras de fluir, la sucesión de momentos de débil y fuerte interactividad, de un conjunto de seres humanos.
La individuación colectiva no se produce a partir de entidades engendradas por una capacidad o una necesidad natural de los seres humanos de vivir en grupo, sino a través de técnicas rítmicas sociales específicas de cada caso. Las maneras de fluir de lo social constituyen lo que se puede llamar “idiosincrasias históricas”. Éstas no aparecen como consecuencia de un despliegue de un “alma colectiva”, que en un grupo fuera preexistente a cada uno de sus movimientos, sino como resultado de un conjunto de técnicas rítmicas aplicadas a esos movimientos.
Es muy importante precisar que cuando se habla de individuación “colectiva”, esto no significa que estas no impliquen simultáneamente e indisociablemente una individuación “singular”. Estos dos movimientos constituyen de hecho las dos fases alternantes de un mismo proceso rítmico. En cada uno de los grupos sociales a los cuales ellos pertenecen, los cuerpos/lenguajes están sometidos a una sucesión de períodos durante los cuales su singularidad se restringe en provecho de su carácter colectivo, y de períodos durante los cuales sucede lo contrario. La producción de los individuos es indisociablemente singular y colectiva en la sucesión temporal. O sea que no es posible oponer los aspectos singulares de los cuerpos/lenguajes a sus aspectos colectivos ; unos y otros aparecen en el curso de procesos que los ligan por una producción mutua pero también sucesiva e inversamente proporcional la una de la otra.
Es posible hablar de “almas o individuos singulares” y de “almas o individuos colectivos”, pero no se trata de entidades sustanciales constantes e independientes unas de otras, sino de artefactos ligados a nuestros modos de descripción, de realidades empobrecidas de las cuales hemos artificialmente recortado el aspecto rítmico. El alma “singular/colectiva” no tiene una identidad estable en el tiempo sino que sufre transformaciones permanentes siguiendo ritmos de frecuencia e intensidad variables.
En tiempos de vacaciones la actividad social entra en un período de relajamiento, el trabajo se detiene o se reduce, la información se hace más lenta, los espectáculos raros, la sociabilidad menos intensa. Los individuos viven una vida plenamente individual : se viaja, se lee, se organiza el tiempo libre de una manera personal. Durante el resto del año los individuos se comprometen en todo tipo de interacciones políticas, económicas, culturales y sociales. Los individuos son absorbidos en todo un conjunto de grupos que limitan su singularidad y la libertad de elección personal disminuye. Estos ritmos amplios se superponen a toda una serie de ritmos de frecuencias e intensidades diferentes. Los ritmos semanales, la organización de la jornada que opone el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio, toda la vida social de los individuos está organizada de manera rítmica sobre varios niveles y con frecuencias e intensidades variables.
Estos ritmos sociales podrían parecer más susceptibles de ser descritos de acuerdo al modelo binario y aritmético clásico. Sin embargo esto se debe más bien a las particularidades de los casos ejemplificados. En nuestras sociedades complejas este aspecto binario desaparece y es reemplazado por organizaciones diversificadas que no obedecen más a un esquema métrico. La forma de los ritmos de la vida social debe entonces ser pensada como manera social de fluir. [8]
Los ritmos de la individuación
Nuestro objetivo es observar a los individuos a partir de las dinámicas que los atraviesa : no tienen ninguna estabilidad ni una identidad constante, su ser está en un perpetuo devenir. Al mismo tiempo esta identidad no se disuelve totalmente en el gran flujo del tiempo.
El “alma” (en el sentido genérico que le damos acá), que es el principio al que atribuimos la persistencia de individuo en su ser, está producida por técnicas que otorgan ritmos a los flujos de los cuerpos y del lenguaje, ritmos que son ellos mismos retomados por las variaciones particulares de lo social. El alma está siempre en movimiento y en transformación. Pero esta mutación no es totalmente errática, sino relativamente constante en una época o un grupo dado y es descriptible. Hablamos menos de un puro fluir que de un conjunto de ritmos articulados o mejor de un ritmo de ritmos. No estamos frente a cuerpos/lenguajes que tienen una existencia independiente de los grupos y de grupos que existen fuera de los cuerpos/lenguajes, sino más bien a cuerpos/lenguajes/grupos, o sea complejos en los cuales las técnicas del cuerpo del discurso y de lo social se entremezclan y se apoyan unas sobre otras. Los procesos de individuación son a la vez fenómenos lingüísticos (langagiers) corporales y sociales, es desde el entrecruzamiento de sus ritmos que aparece el “alma”.
La Individuación de los ritmos
Si los procesos que regeneran las almas singulares y colectivas se realizan de manera relativamente constantes en una época o en un grupo dado, si no son un simple flujo sino un conjunto descriptible de ritmos articulados unos con otros, hay que suponer que estos conjuntos rítmicos son ellos mismos de alguna manera individuos. El problema que se presenta es cómo pensar a esta última individuación, bajo qué criterios se la puede caracterizar sin concebirla como una grilla trascendental y atemporal, pero también sin caer en una regresión al infinito buscando esta categorización en un nivel de individuación superior que sería el mismo reenviado al nivel siguiente. ¿Cómo pasar de los ritmos de la individuación a la individuación de los ritmos ?
La respuesta a este problema surgirá más adelante en este ensayo. Podemos igualmente hacernos una primera idea profundizando sobre la noción de “manera” que empleamos para construir el concepto de ritmo de la individuación. Si un ritmo tal constituye una manera de fluir podríamos decir que un proceso de individuación posee una manera específica de realizarse ; quizás la noción de manera podría hacerse cargo de esta individuación de los ritmos.
Para esto podemos retomar la noción de manera en función de su etimología más probable, del latín manus, que liga esta noción a la mano, al gesto, a lo empírico de la acción, hacia donde apunta toda ética y política. En el siglo XVIII la manera (modo) de un pintor o de un artista en general, su “mano”, es lo que le da valor artístico a su obra, no solamente lo que la singulariza sino también lo que la hace infinitamente compartible, sin ninguna exclusividad ni efecto de dominación, entre un público abierto, transcultural, y transgeneracional. La manera de un artista es lo que le permite maximizar su individuación produciendo al mismo tiempo la individuación de un nuevo grupo social totalmente abierto, que es su público presente y futuro.
Habiéndonos propuesto considerar el ritmo como “manera de fluir”, nos fijamos como objetivo derivar del mismo concepto todas las formas de organización temporal de los procesos de individuación, los tipos de alternancia más o menos lábiles de la sociabilidad, pero también la organización del movimiento de los cuerpos y las formas que organizan los flujos del lenguaje, que, según la noción corriente, no “tienen” ritmo, no presentan una conformación rítmica. Se trata de alargar la extensión del concepto de manera de que pueda abarcar el conjunto de las lecciones que es posible extraer del material científico del que disponemos.
La reconceptualización de la noción de manera nos va a permitir quitar del concepto de ritmo el peso de sus corolarios éticos y políticos tradicionales y así responder al problema del principio de individuación de los ritmos. Hay buenas razones para pensar que su concepción corriente como “metro” (metron), como medida, repetición y proporción establecida por Platón, es congruente con la crítica de la democracia desarrollada por el mismo Platón y con la exclusión de la ciudad de personajes que podrían parecer marginales, pero cuyo rechazo es determinante en la economía del pensamiento tradicional sobre el ritmo : los poetas.
Desde el punto de vista de un ritmo concebido en los términos del número y de la medida (la palabra mesure tiene en francés el significado tanto de medida en general como de compás, un término técnico de la teoría musical), la ciudad sólo puede ser organizada siguiendo un modelo de racionalidad matemático y musical. Su armonía social depende necesariamente de la jerarquización de los diferentes elementos de la sociedad. Cada uno debe asegurar su rol en una repartición funcional, contra la cual es imposible rebelarse, y participar a la reproducción rítmica de la sociedad perfecta, en particular a través de una participación activa en las alternancias fundamentales de la sociabilidad (el culto religioso y cívico).
Se comprende la suerte reservada a los poetas : éstos representan los competidores directos e irredentos de este tipo de orden político, en la medida en que la menor de sus producciones literarias y musicales implican procesos de individuación singular y colectiva que no siguen ni modelos matemáticos ni los propios del culto religioso, sino maneras de fluir cada vez nuevas y que no exigen ninguna jerarquización funcional. Platón comprendió que los poetas eran los heraldos, muchas veces marginales pero no menos peligrosos, de una sociedad donde el ritmo no es una medida, un compás, un número y una proporción, y que representaban un desafío importante para el filósofo-rey.
El concepto de ritmo como “manera de fluir” debe comprenderse como un concepto político y ético. Hay maneras de fluir que no son favorables a los individuos singulares y colectivos, y otras que favorecen el aumento simultáneo de su poder. Aquellas son generalmente métricas y tienden hacia una producción de individuos singulares y colectivos donde el segundo aspecto del proceso necesita una minimización del primero. Estas son siempre específicas y permiten a los individuos singulares reforzarse por el aumento de los diferentes individuos colectivos en los que participan.
Una ética y política democráticas pueden definirse como orientadas hacia la producción de maneras de fluir de la sociabilidad, del cuerpo y del lenguaje, que sean a la vez singulares y compartibles. La manera está en el corazón de la antinomia de la democracia : ninguna forma democrática es universal y eterna ; la democracia debe siempre ser reinventada de acuerdo a su historia, todas sus formas son específicas. Y estas formas específicas son reactualizables, aceptables, y compartibles por todo ser humano.
¿Los ritmos como ciclo de la ontogénesis ?
En este capítulo Pascal Michon reflexiona sobre una teoría de G. Simondon, con la cual tiene semejanzas y diferencias.
Como puntos de contacto señala que para Simondon la individuación no es el fruto de un individuo preexistente sino que es el individuo el que debe ser explicado por la individuación. “Conocer el individuo a través de la individuación más que la individuación a partir del individuo”. El individuo está siempre en devenir y ese devenir no debe ser concebido como una entidad substancia, sino como un despliegue que se efectúa a partir del centro del ser en el presente.
Simondon propone una teoría de “la ontogénesis” que permite localizar la aparición del principio de individuación en el seno mismo del proceso de individuación : postula que desde el aspecto temporal el ser debe ser aprehendido en su centro, en su presente en el momento donde es ; la sustancialización de las extremidades de la serie temporal rompe la consistencia central del ser. El ser está dotado de la capacidad de desfasaje, posee una naturaleza dinámica que hace que no es jamás uno sino que está siempre en movimiento, en desfasaje consigo mismo. El devenir es el ser como presente en tanto que se desfasa en pasado y futuro, encontrando el sentido de sí mismo en este desfasaje bipolar.
Simondon subraya el hecho de que este dinamismo no es un simple flujo líquido sino que tiene una organización. Su concepción se basa sobre un postulado discontinuista : si la individuación se efectuase de manera continua el resultado sería que una individuación no podría ser más que total o nula. Como él precisa que lo discontinuo no es “un discontinuo espacial o energéticos”, sino “un discontinuo de fases”, Pascal Michon interpreta que está muy cerca de lo que él entiende por ritmo.
El ser no se desfasa siguiendo una sola línea, como una sucesión binaria de estados opuestos, sino que hay en él una pluralidad latente que puede permitirle desfasarse siguiendo múltiples líneas. El individuo que resulta de este proceso de poli-desfasaje no es nunca uno ni estable, pero dispone de una unidad fluctuante que es una media de las fluctuaciones. El individuo es uno en relación a otros individuos, es múltiple en tanto es multifacético, es la extensión de varias fases a partir de la unidad. La unidad del individuo es la fase central y media del ser a partir de la cual nacen y se separan las otras fases en una bipolaridad unidimensional.
Sin embargo la representación que él se hace de la organización de este proceso es insuficiente. Según Simondon la individuación procede por crisis sucesivas, por una serie de resoluciones de estados problemáticos sucesivos en los que se encuentran los territorios donde se produce, “una serie de accesos de individuación que van avanzando de inestabilidad en inestabilidad”. Simondon se representa los ritmos de la individuación como simples detenciones y puestas en movimiento (stop and go), como alternancias repetidas entre momentos de estabilidad, momentos de desfasaje por el aumento de las tensiones internas, seguidas de momentos de reestructuración violenta y rápida. El flujo de la individuación permanece organizado por ciclos, aún si estos ciclos pueden ser múltiples y no sincrónicos.
Si bien esta descripción corresponde a modelos naturales y biológicos, e inclusive quizás a sociedades arcaicas si nos limitáramos al plano morfológico, ninguna de las sociedades modernas responde a esta descripción de los ritmos de la individuación. Sus ritmos deben ser teorizados sobre otras bases que no sean métricas y cíclicas.
Simondon atribuye la capacidad que posee el ser de desfasarse, al menos en los seres vivientes, a una noción misteriosa que él llama lo “preindividual”, que estaría caracterizado por la existencia de potenciales que son la causa de la incompatibilidad y de la inestabilidad de este estado. Pero esta realidad preindividual escapa a toda descripción, como Simondon lo reconoce. Pascal Michon postula en lugar del primado de un preindividual vital, el primado de un preindividual lingüístico. Sólo el primado del lenguaje puede permitirnos extraer la teoría del ritmo del modelo métrico que permanece en las descripciones de Simondon.
Fin de la primera parte, Individuación. [...]